16 de agosto de 2018
Condenadas al ostracismo al que nos han enviado nuestros iguales, con la complicidad tajante de nuestras iguales. En un mundo sin las suficientes condiciones de vida, educación y cultura nos exigen un razonamiento implacable, una responsabilidad que pareciera ser solo nuestra.
En un mundo en el que tiene más valor preservar la existencia de un grupo de células sin conciencia de sí mismo que asegurar una vida digna a seres humanos sin oportunidades, donde no existe la empatía, ni la consciencia colectiva sobre las muertes de otras en antros de mala muerte.
En un mundo donde pareciera que estamos obligadas a responder por las consecuencias de un error que no es solo nuestro, también de un estado deficiente que no brinda garantías ni educación suficientes, de un sistema de salud y educación sexual pésimos, de una cultura machista, de un sistema en el que los hombres no tienen ni los mismos derechos ni obligaciones que nosotras, de los prejuicios religiosos que nos obligan a sentirnos culpables por cualquier cosa que hacemos.
En un mundo en el que algunos creen que las mujeres disfrutan abortar, que quieren la libertad para hacerlo todo el tiempo como si fuera una gran cosa, en donde no entienden las consecuencias que tiene un procedimiento de estos sobre el cuerpo de una mujer, ni el peligro que ha representado su ilegalidad a través de la historia, en el que nos imponen un hijo como una responsabilidad que asumir solo por el hecho de ser mujer.
En un mundo en el que muchos hombres creen que pueden opinar sobre algo que no conocen, en el que muchas mujeres no son capaces de ponerse en el lugar de otras, porque el papel de jueces es más fácil y aceptado social y moralmente.
En un mundo como éste, habremos quienes vamos a luchar por el derecho de otras mujeres a recibir aborto seguro, a no morir en la clandestinidad, a no ser obligadas a ser madres sin estar preparadas, acá seguiremos con nuestro apoyo y nuestra fuerza, así nadie lo entienda.
Y a todos aquellos que me juzgan por hacerlo, prefiero miles de veces ser condenada por su moralidad tan conveniente que adaptarme a un mundo tan irremediablemente hipócrita.
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